“Tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará”
2 Cor 9, 6-11; Sal 111; Mt 6, 1-6. 16-18.
Jesús nunca hizo cosas sólo para caer bien a la gente. Es más, hacía muchas cosas que caían muy mal a los guardianes de la tradición judía. ¿Y sabes por qué? Jesús tenía un corazón limpio, era sencillo y transparente. No mentía, no jugaba a dos cartas, no engañaba a nadie. No decía lo contrario de lo que pensaba ni actuaba en contra de su conciencia. Era translúcido como una gota de rocío.
Y hoy nos invita a hacer lo mismo: no actúes sólo para que te vean, no des limosna sólo para presumir, no hagas oración sólo para aparentar frente a los demás. No vivas una religión de apariencias, de ritos, de fórmulas.
Tu Padre mira más allá de lo externo y conoce tu corazón herido, tu orgullo lastimado, tus luchas y tus triunfos. Ante Él y ante todos, sé tú mismo. No finjas, no mientas, porque terminarás cayendo en tu propia trampa y creyendo tus propias mentiras. Sé sencillo y transparente. Di lo que piensas y actúa como lo que eres: discípulo de Jesucristo, apóstol de la Verdad.
“Lo que es el hombre delante de Dios, eso es, y no más” (tampoco menos). (San Francisco de Asís),
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
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