“Muéstranos, Señor, tu misericordia”
Sir 36, 1-2.5-6. 13-19; Sal 78; Mc 10, 32-45.
Hoy el evangelio presenta a nuestro Señor Jesucristo realizando su último viaje a Jerusalén, en donde le esperaba la cruz. En el camino iba explicando a sus discípulos que sólo de esta manera se podría establecer el Reino de Dios en la tierra, e insistía acerca de los principios de su Reino. Los discípulos escuchaban las enseñanzas de Jesús, pero parece que no comprendían, ellos buscaban influencias y favores, en lugar de servicio y entrega.
Es difícil no vernos retratados en este pasaje. Cuántas veces el Señor nos va hablando de algo importante en nuestra vida y nosotros estamos distraídos, pensando en nuestros intereses. Y por mirar el árbol, perdemos de vista el bosque.
Ha ocurrido, en ocasiones, que una persona lleva todo un recorrido en la vivencia de la fe y tira por la ventana todo su caminar por un mal momento o por un conflicto con alguien de la Iglesia.
El camino que nos propone el Señor es exigente porque no se mide con nuestra lógica humana, y al mismo tiempo es muy apasionante porque nos introduce en una nueva realidad, donde todos, por medio de nuestro servicio y entrega, somos actores visibles en el cumplimiento del plan de Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Arzate Macías C.M.
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