“Cantemos la grandeza del Señor. Aleluya”
Hech 15, 7-21; Sal 95; Jn l5, 9-11.
En diversos momentos de la vida nos toca resolver problemas dentro y fuera de la familia; en ocasiones el problema que tratamos, lejos de solucionarse se empeora y caemos en discusiones, gritos e insultos que provocan enemistades y distanciamientos.
Ante estas circunstancias es muy importante que alguien se ponga de pie cuando hay problemas, así como escuchamos hizo Pedro en la primera lectura que: se puso de pie en medio de la discusión y trajo a la memoria de los presentes las enseñanzas de Jesús y la acción de Dios para con su pueblo. Los que estaban en la discusión se dejaron iluminar por lo que Pedro habló de nuestro Señor Jesucristo y todos encontraron una solución al problema.
Poniendo a Cristo en el centro de nuestra vida, todo toma otro sabor y otro rumbo; con las enseñanzas de Cristo los problemas no nos dividen, no nos hacen enemigos, al contrario, nos hacen amigos, nos mantienen unidos en la alegría porque “permanecemos en el amor de Cristo”, en el amor de Dios nuestro creador.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Arzate Macías C.M.
0 comentarios