Alaben al Señor todos los pueblos. Aleluya
Hech 11, 19-26; Sal 86; Jn 10, 22-30.
Desde el principio la Buena Nueva es predicada a todos los hombres, sin distinción alguna, aunque en los comienzos, la fe cristiana se arraigó principalmente entre personas de condición sencilla.
El Papa Francisco, en la Encíclica Fratelli Tutti, hace un llamado al respeto de la libertad religiosa. Esa libertad proclama que podemos encontrar un buen acuerdo entre culturas y religiones diferentes. “Entre las religiones es posible un camino de paz. El punto de partida debe ser la mirada de Dios. Porque Dios no mira con los ojos. Dios mira con el corazón. Y el amor de Dios es el mismo para cada persona, sea de la religión que sea…”. “Cada uno de nosotros está llamado a ser un artesano de la paz, uniendo y no dividiendo, extinguiendo el odio y no conservándolo, abriendo las sendas del diálogo y no levantando nuevos muros”. (281)
¡Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Alicia Duhne
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