Las obras del Señor son admirables. Aleluya
Hech 8, 1-8; Sal 65; Jn 6, 35-40.
Después del martirio de San Esteban se originó una persecución contra los cristianos en Jerusalén, lo que dio lugar a que se dispersaron por otras regiones. La Providencia se sirvió de esta circunstancia para llevar la semilla de la fe a muchos lugares que, de otro modo, hubieran tardado más en conocer a Cristo.
Las pruebas y contradicciones en nuestras vidas pueden ser muy diversas: unas provienen de un ambiente materialista y anticristiano, en otras ocasiones pueden ser enfermedades, un desastre económico, fracasos, falta de frutos en nuestro trabajo después de muchos esfuerzos, incomprensiones.
El Señor nos espera en el sagrario para animarnos y alentarnos siempre… y para decirnos que lo más pesado de la Cruz lo llevó él, camino del Calvario. Junto a él aprendemos a llevar con paz y serenidad aquellos acontecimientos que sucedan al revés de lo previsto. Perdamos el miedo, seamos cristianos responsables y valientes cuando no resulta cómodo el ambiente en que nos desenvolvemos. Él nos ayudará.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Alicia Duhne
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