“Es mejor que muera uno solo por el pueblo, y no que muera toda la nación”
Ez 37, 21-28; Jer 31; Jn 11, 45-56.
Dios siempre escribe derecho en renglones torcidos. Mientras Jesús se aproxima a la última semana de su vida, el evangelio de hoy nos da el irónico doble significado de las palabras del sumo sacerdote Caifás, quien dijo que era conveniente que un hombre muriera por su pueblo. Él quería decir eso refiriéndose a que era preferible eso para salvar a la nación judía de la aniquilación por parte de los romanos. Pero el evangelista tiene en mente el aspecto profético de esa declaración en vistas a que Jesús morirá por todos nosotros. Este es el real significado de la vida y muerte de Jesús, salvar a toda la humanidad.
En una reflexión el Papa Francisco hace notar que Jesús murió por su pueblo y por cada uno. Algo que no se puede aplicar genéricamente, más bien significa que Jesús murió, en forma específica, por cada uno de nosotros individualmente.
Señor, dirige y guía nuestra contemplación de tu pasión, muerte y resurrección, de tal manera que crezca y madure nuestra Fe.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Adrián Acosta López C.M.
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