“Piden una señal, pero no tendrán más señal ”
Jon 3, 1-10; Sal 50; Lc 11, 29-32.
Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive. ¿Será la pandemia una señal para hoy? Las señales nos vienen de todos lados y tal vez las generaciones posteriores se referirán a nosotros diciendo: los hombres y mujeres de ese tiempo experimentaron una gran señal y ni así se convirtieron. ¿Qué otra señal esperamos? ¿Por qué no nos convertimos? Nuestro Señor tendrá suficientes argumentos como los tuvo en su tiempo y nos podrá decir: “No se les darán más signos”. Ojalá seamos más los que decidamos cambiar nuestra vida habiendo creído en Jesús, como los ninivitas tras la predicación de Jonás; ojalá sepamos reconocer la gran señal que es el mismo Señor entre nosotros, acompañándonos en estas circunstancias y aprovechando cualquier momento para brindarnos su amor y cercanía.
¿Y no serán suficientes todas las señales diarias del amor de Dios? Una madre que me recibió en sus brazos, un padre que participó en mi vida, un despertar a la luz del día, el poder respirar llenando mis pulmones al máximo, llevar el alimento a mi mesa y disfrutar de él, tener en la vida con quien compartir mi camino, escuchar al amigo que se alegra conmigo y sonreír… ¿No son esas señales del amor inmenso de Dios por nosotros?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Gilberto Velarde Osuna
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