“Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador”
1 Sam 1, 24-28; 1 Sam 2; Lc 1, 46-56.
El evangelio según san Lucas nos ofrece el día de hoy un pasaje que conocemos como el “Magníficat”, y que es un himno de gozo supremo y una invitación a la confianza absoluta en Dios; como queriendo decir: no importa las vueltas que la vida dé, Dios siempre sabe sacar provecho y ofrecer posibilidades para aquellos que están dispuestos a volver al plan original de su amor y misericordia.
Dios hace maravillas, nunca deja de hacerlo, y en aquellos que aceptan colaborar con Él y dejan que su Palabra y la acción del Espíritu Santo los vaya reconfigurando, su amor, su misericordia y su acompañamiento se van haciendo cada vez más claros y evidentes. Es entonces cuando “dispersa a los de corazón altanero, destrona a los poderosos, exalta a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide sin nada”.
Con este canto, María también está anunciando la misión que cumplirá el hijo de sus entrañas.
Glorifiquemos nosotros al Señor junto con María, para que nadie sea más y nadie menos, sino todos hermanos, unidos por Cristo, con Él, y en Él.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Erick Fernando Martínez Benavides C.M.
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