“Jesús le dijo: Sígueme. Él se levantó y lo siguió”
Ef 4, 1-7.11-13; Sal 18; Mt 9, 9-13.
Jesús llamó a Mateo que era cobrador de impuestos y, según los judíos, “pecador”. Lo invitó a ser su apóstol, desafiando el escándalo de sus contemporáneos.
También a nosotros, pecadores necesitados de su misericordia, nos llama a ser sus discípulos, misioneros de su evangelio. Pero ante todo nos llama a ser “santos”, pues como dice el Papa Francisco: “Para un cristiano no es posible pensar en la propia misión, sin concebirla como un camino de santidad”. (Alégrense y Regocíjense, 19).
Todos estamos llamados a ser testigos, pero existen muchas formas existenciales de testimonio… “La vida Divina se comunica a unos en una manera, a otros en otra” (Ibid. 11). “No tengamos miedo a la santidad” (Ibid. 32).
¿Hemos tomado en serio este llamado a la santidad en el mundo actual que nos recuerda el Papa Francisco? Vale la pena leer todo el documento: “Gaudete et Exsultate” y, con la fuerza del Espíritu, intentar irlo viviendo.
¡Regálanos la santidad!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
María Mares Padilla HC
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