“El que escucha mis Palabras y las pone en práctica… es como el que construye sobre roca”
1 Cor 10, 14-22; Sal 115; Lc 6, 43-49.
¿En quién me apoyo para dar sentido a mi vida? ¿Cuál es la roca que da solidez a mi fe, fundamento firme a mi esperanza y hace que el amor a Dios y al prójimo sea el motor de toda mi existencia?
Jesús nos dice que escuchemos sus palabras y las practiquemos. Necesitamos escucharle a Él que es la Palabra Encarnada.
Seguir a Jesucristo significa:
- hacer que la voluntad del Padre sea nuestro alimento;
- empeñarnos en realizar el proyecto que el Señor tiene para cada uno de nosotros;
- lograr que, por la acción del Espíritu Santo y nuestra docilidad y acogida, nuestro corazón sea “un corazón de fuego, un corazón enamorado del Padre y de su Reino”.
Todo para llegar a ser “árboles buenos que dan buenos frutos”. Frutos de gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad… y muchos más.
¡El Señor es mi roca… baluarte donde me pongo a salvo!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
María Mares Padilla HC
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