“Vayan en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel”
Os 10, 1-8. 12; Sal 104; Mt 10, 1-7.
Con las instrucciones que da hoy a los Apóstoles, Jesús marca el proceso de Evangelización: primero a las “ovejas perdidas de la casa de Israel”, después, ya preparados los discípulos, irán a predicar al mundo entero. Porque Dios es fiel a sus promesas.
Fray Nelson M. OP, dice que “Dios tiene una compasión sublime y una fidelidad inquebrantable. Dios no se resigna ante el pecado de su pueblo. Nos enseña: No te acostumbres al pecado, yo sigo siendo Dios, tengo promesas maravillosas para ti”.
Por el bautismo pertenecemos a un pueblo que fue elegido por Dios, desde la eternidad, para gozar de su Amor. “Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas” (Cántico de Zacarías Lc 1, 70).
Hoy, en un momento de silencio y soledad con Dios, quiero sentirme amado y agradecido por el amor que el Señor me tiene desde la eternidad. Y quiero decir con nuestra Madre Santísima: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Carmen Elisa Arteaga Solís
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