“Tú eres mi Dios y en ti confío…”
2 Re 2, 1.6-14; Sal 30; Mt 6, 1-6.16-18.
«Tu Padre que ve en lo secreto te recompensará».
El evangelio de hoy tiene varios puntos para reflexionar, tocando nuestros sentidos y la profundidad de nuestro corazón. Nos lleva a pensar en las motivaciones íntimas de nuestro ser, nos impulsa a mirar más allá de lo cotidiano: Cuando ayunes no lo publiques, cuando des no lo anuncies, cuando hagas el bien no suenes la trompeta para que todos se enteren, cuando ores no des espectáculo para que te vean…
Hoy por hoy, el mundo nos ha llevado por el camino de la fama, del aparecer, del posar para la cámara, de tomar una selfie cuando haces algo bueno, que todo mundo se entere. Incluso hay programas como “Que todo México se entere” o, “Se tenía que decir y se dijo…” Si no tienes Facebook estás caducado, porque el mundo te lleva de la mano y debes agarrarte, aferrarte a él.
El evangelio es muy claro: lo que se haga con amor sincero, durará eternamente. Dios, que conoce nuestros corazones, es quien realmente nos dará según nuestras obras, por eso nosotros tenemos que buscar que nuestras obras sean transparentes, con la actitud discreta del verdadero adorador del Padre.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Yolanda Elvira Guzmán Yeh, H.C.
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