“Mi boca, Señor, anunciará siempre tu salvación…”
2 Tim 4,1-8; Sal 70; Mc 12, 38-44.
Dios mira la calidad, no la cantidad de lo que damos. “En verdad les digo que esta viuda pobre echó más que todos, porque todos han dado para la ofrenda de Dios de lo que les sobra, más ella echó todo lo que tenía para vivir”.
Esta viuda nos ofrece a los discípulos de Jesús el mejor ejemplo a seguir. Desde nuestra experiencia de Dios estamos llamados a compartir con generosidad y a despojarnos de lo que tenemos, sea poco o mucho, para que aproveche también a los demás.
Es un buen momento para preguntarnos sobre la calidad del amor que ponemos en nuestras obras y en nuestras palabras. Si le damos a Dios nuestro tiempo, si valoramos a las personas más que a las cosas materiales, si hacemos a un lado el celular, la televisión, la computadora, el trabajo, etc., para dar sentido pleno a nuestro encuentro con las personas.
¿Qué me impide darme sin reserva, entregarme sin dar las sobras de mí mismo?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Yolanda Elvira Guzmán Yeh, H.C.
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