“Pasemos a la otra orilla”
2 Sam 12, 1-7.10-12; Sal 50; Mc 4, 35-41
Esta es la invitación que Jesús hace a sus discípulos. Y las sorpresas en la travesía no se hacen esperar porque hay viento, tormenta, oscuridad, lo cual provoca el miedo en aquellos que van en la barca con Jesús. Él duerme tranquilo después de una larga jornada de trabajo (acaba de estar en medio de la multitud curando, predicando y escuchando).
El miedo les lleva a los discípulos a recurrir a Jesús con el grito de: ¿No te importa que perezcamos? Jesús reprende al mar y al viento para que se calmen. La admiración de ellos no se hace esperar, y por otra parte la reprensión de Jesús: ¿Por qué esa falta de fe? ¿No estoy yo aquí con ustedes?
La invitación de Jesús: pasar a la otra orilla también es para nosotros hoy. Somos peregrinos, vamos de paso hacia la otra orilla, y en nuestra travesía también vamos encontrando tormentas, vientos, noches oscuras que nos hacen titubear en nuestro camino, y la fe parece perderse. Esta experiencia la constatamos en nuestra Iglesia, en nuestras comunidades, en nuestras familias y en nuestra misma persona. Dirijamos nuestra súplica a Jesús: Señor, aumenta nuestra fe.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Benjamín Romo cm
0 comentarios