“El Hijo del Hombre es Señor del sábado”
1 Sam 16, 1-13; Sal 88; Mc 2, 23-28.
Hace poco escuchaba a un juez contar que en su carrera se había encontrado con varios casos en que la ley y la justicia se contraponían. Si aplicaba estrictamente la ley en favor de uno de los demandantes, cometía una grave injusticia en contra del otro. El juez terminaba diciendo que, en tales situaciones siempre se inclinaba por resolver en favor de la justicia, aunque muchas veces otra instancia terminó revocando su decisión y resolviendo en favor de la ley.
Hoy en el evangelio se da una situación parecida. Los fariseos reclaman a Jesús que sus discípulos van cortando espigas para comer, con lo cual violan la ley del sábado, que prohíbe realizar todo tipo de trabajo en ese día.
–¡Pero tienen hambre! ¿A quién ofenden, si cortan algunas espigas para mitigarla? –A Dios, que nos ha dado la ley del sábado –le responderían–.
–¿Cómo puede preferir Dios el cumplimiento de una práctica meramente ritual, al bienestar de sus hijos? –La ley es la ley –le dirían, intransigentes–.
–Pues no, el hombre es primero, y todo lo que quiere Dios es que sus hijos coman, y trabajen y descansen y oren y vivan con dignidad. Lo demás no viene de Dios. Y ya no le respondieron.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Silviano Calderón cm
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