“A vino nuevo, odres nuevos”
1 Sam 15, 16-23; Sal 49; Mc 2, 18-22.
Los fariseos ayunaban dos veces por semana. No era obligatorio (la Ley sólo obligaba ayunar una vez al año), pero ellos piensan que cualquier judío que se considerara piadoso, debería hacerlo. Por ello van con Jesús y le echan en cara que sus discípulos no ayunan.
Jesús da la cara por los suyos (¡tienen quién los defienda!) y da una respuesta sorprendente: En una fiesta no se ayuna, en una fiesta se disfruta de la vida en medio de la alegría y la abundancia. He venido con la buena noticia de que la vida es una fiesta, la fiesta del amor de Dios y del amor mutuo entre los hombres. Pues bien, la fiesta ha iniciado ya, el Reino ya está entre ustedes. El Novio llegó, para iniciar este banquete de bodas con la humanidad. Mientras tengan al Novio no hay motivo ni para la tristeza ni para la angustia. Ha iniciado algo nuevo, tienen ya el Vino Nuevo de la gracia, de la esperanza y de la alegría.
Jesús quiere que vivas la vida como una fiesta. Lo tenemos a Él, nada deberá empañar el gozo de sentirnos acompañados.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Silviano Calderón cm
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