Los Reyes Magos

En España y en muchas naciones de Latinoamérica la Epifanía es la fiesta de los Reyes Magos que llenan de regalos a niños y mayores. Reyes Magos se denominan los visitantes que, tras el nacimiento de Jesús, acudieron desde países extranjeros de oriente para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica: oro, porque era Rey; incienso, porque era sacerdote, y mirra, anunciándole su muerte. Mago era la palabra que en Oriente recibían los sacerdotes eruditos. Propiamente eran sabios, hombres de ciencia, astrólogos que conocían el movimiento de algunas estrellas y poseían conocimiento de las Escrituras Sagradas, seguramente por el contacto con los judíos que permanecieron en Oriente después del destierro de Babilonia, cuando el emperador Ciro II el Grande les permitió volver a Palestina en el siglo VI antes de Cristo. A través de la historia se ha ido fijando que eran tres, porque tres fueron los regalos, porque representaban a las tres edades del hombre y porque se les quiso considerar originarios de los tres continentes conocidos entonces: Europa, Asia y África. Tertuliano, basándose en el salmo 72 les dio la categoría de Reyes, y desde el siglo IV se les comenzó a llamar Melchor, Gaspar y Baltasar. Según una leyenda antiquísima, sus restos se encuentran en el Relicario de los Tres Reyes Magos en la Catedral de Colonia, Alemania, detrás del altar mayor. El relicario es un sarcófago de gran tamaño, de color dorado y con ricas decoraciones. Una leyenda dice que en el siglo IV d.C. santa Elena trasladó desde Persia a Constantinopla los cuerpos de los Reyes Magos para venerarlos. Más tarde, en el siglo VI, San Eustorgio, obispo de Milán, visitó Constantinopla y fue obsequiado por el emperador del Imperio Bizantino con los cuerpos de los tres Reyes Magos. El obispo llevó los cuerpos a Milán y los puso en la iglesia de San Eustorgio hasta que en 1162 Federico Barbarroja saqueó la ciudad italiana y el arzobispo de Colonia, pidió permiso para llevarse las reliquias. Esto hizo que Colonia fuera un lugar de peregrinación, adquiriera importancia en la Cristiandad y construyera la catedral actual.

En el libro escrito por el papa Benedicto XVI «La infancia de Jesús», se dice que «los hombres sabios de Oriente se han convertido en reyes, y con ellos han entrado en el pesebre los camellos y los dromedarios», «los Magos son de Oriente, pero en esa inquietud por buscar a Dios están representados los hombres buscadores de Dios de todos los lugares y de todos los tiempos».

En el año 1866 se celebró en Alcoy la primera cabalgata de Reyes Magos. Posteriormente esta tradición se extendió al resto de España. En la actualidad es habitual ver al atardecer del día 5 de enero cabalgatas de Reyes Magos en multitud de localidades de España. Van acompañados de los pajes, que lanzan caramelos y ayudan a repartir los regalos. Es un día especial para los niños que disfrutan y gozan de felicidad. Es una tradición similar a la de Papa Noel en otros países. Por la noche los Reyes Magos dejan sus regalos a los pequeños de la casa mientras duermen.

Santa Luisa de Marillac, por su parte, nos propone en una meditación “Podemos ofrecer ante el pesebre, como presentes de los tres Reyes, la limosna en vez del oro, el ayuno en vez de la mirra y la oración como el incienso: y también presentárselos a la Santísima Trinidad: la oración al Padre, el ayuno al Hijo y la limosna al Espíritu Santo; haciéndolo así, adoraremos a nuestro Dios encarnado con los Ángeles por medio de la oración, con los Reyes por medio de la limosna y con los pastores por el ayuno, y Dios nos bendecirá” (E 40). Es decir, que todos nosotros somos Reyes Magos o podemos actuar como Reyes Magos, y cuando visitemos un Nacimiento, ofrezcamos al Niño Jesús la limosna en vez del oro, el ayuno en vez de la mirra y la oración como incienso. Limosna hoy día no suena bien, pero la realidad de ayudar al necesitado es maravillosa, es una manifestación de la solidaridad humana. Tampoco agrada la palabra ayuno o mortificación, si no es para dárselo al hambriento, pero podemos cambiarlas por las palabras tolerancia y aguante, aguantar y tolerar las deficiencias de quienes están a nuestro lado. La oración es de siempre para los que tienen fe y sienten la debilidad del ser humano.

Cuestiones para dialogar:

¿Extiendes la fiesta de Reyes a todo el año? ¿Tienes atención especial a los niños de tu familia? ¿Y a los extraños? ¿Los educas, los aguantas y los evangelizas? ¿Recuerdas el nombre y la figura de cada miembro de la Rama vicenciana a la que perteneces? ¿Os regaláis algo, material o espiritual?

P. Benito Martínez, C.M.