“El mensaje del Señor resuena en toda la tierra”
Rom 10, 9-18; Sal 18; Mt 4, 18-22.
En esta fiesta de San Andrés Apóstol el Evangelio nos narra su llamado y el de su hermano, los primeros discípulos pescadores de hombres que fueron alcanzados y transformados por la mirada y la palabra de Jesús. Luego recluta a otros dos. Todo sucede tan fácil que hasta resulta difícil de creer. Fijémonos en algunos verbos.
Vio – Se repite dos veces. Seguramente fue una mirada intensa, desde el corazón, a profundidad, como Jesús nos ve a cada uno.
Síganme – Palabra sencilla y clara. Muestra la ruta, señala el camino.
Dejaron – Las redes, las barcas, al padre. Todo pasa a segundo plano, todo se deja a un lado, sólo permanece Jesús que va delante.
En seguida – que no es verbo, pero que nos habla de la prontitud de los discípulos en la acogida a la invitación de Jesús que pasa. No ponen obstáculos, no dudan, no tienen miedo, se fían ciegamente de Él y se lanzan a ser pescadores de hombres.
¿Y si permito que Jesús pase, me vea, me diga sígueme? ¿Y si respondo como Andrés y sus compañeros?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Carolina Flores H.C.
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