“Toda la tierra ha visto al Salvador”
Mal 3, 19-20; Sal 97; 2 Tes 3, 7-12; Lc 21, 5-19.
El discurso que hoy empieza es el último de Jesús. A nosotros nos puede parecer extraño o confuso, pero las personas perseguidas de la primera época de la Iglesia lo entendían muy bien. El objetivo era mantener activa la fe y la vigilancia. Se les pide no temer. El propio Jesús resucitado es garantía de que serán protegidos. No necesitan preparar su defensa, el mismo Señor pondrá en ellos las palabras y la sabiduría que los hará salir victoriosos.
La persecución que sufre la comunidad tiene un motivo fundamental: El testimonio en el nombre de Jesús. Cuando se trata de vivir en radicalidad los valores del Reino de Dios hay intereses poderosos en contra y el testigo es rechazado.
Un grupo pseudo~religioso de nuestro tiempo tiene un conocido lema: “Pare de sufrir”. No sé cuál es la estrategia que ellos implementan, pero los seguidores de Jesús diríamos: “Para de cargar ese peso, entrégalo al Padre y el cuidará de ti”.
“La esperanza de los pobres nunca se frustrará” afirma el Papa Francisco en la Jornada mundial de los pobres que hoy nos pide celebrar. ¡Hagamos esto realidad con nuestra solidaridad hacia ellos!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Carolina Flores H.C.
0 comentarios