“Cuando vean levantarse una nube sobre el occidente”
Rom 7, 18-25; Sal 118; Lc 12, 54-59.
En este pasaje evangélico se retoman las imágenes del fuego y del agua. Son variantes de la lluvia y del calor abrasador o de la nube y del viento. Del rostro de la tierra y del cielo sabemos discernir lo que sucederá. Tenemos una gran capacidad para conocer las cosas materiales pero no aquellas espirituales. El hombre insensato no toma aquello que pertenece al Espíritu Santo (1Cor 2, 14).
Jesús les dice a sus interlocutores que son hipócritas. Lo hace porque el juicio de ellos no es el mismo que el juicio de Dios. Conocen bien lo que es útil para la vida terrena, pero no lo que es necesario para la vida eterna. No saben reconocer el rostro de Dios. Son muy sabios en las cosas perecederas pero no profundizan en las cosas que dan la verdadera vida.
La persona que tiene la sabiduría de Dios valora el tiempo presente porque sabe que es el tiempo de la vida donde se encuentra a Jesús.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Antonio G. Escobedo Hernández C.M.
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