‘‘Cuando se hizo de día, llamó a los discípulos. . . ’’
Col 2, 6-15, Sal 144, Lc 6, 12-19.
¡Bendita la mañana que llega, cuando el buen Maestro llama! El nuevo día comienza con una mutua esperanza, la de Dios en sus criaturas y la de ellas en Él. Elegidos para ser discípulos del Señor. ¿Quién les diera tal honor a la fragilidad y la duda? Es que el alma se desnuda ante el noble y gran Señor, aparece el pecador cuando la Luz se aproxima, entonces el Bien lastima, al resistirse a la conversión, mas traspasa el corazón con su tierna faz divina, transformándolo en amor, donde antes hubo resina.
Descendiendo la llanura, guiadas por el Pastor, van las ovejas tranquilas, protegidas por su Dios, hecho hombre entre nosotros, mas con rostro de Señor. Su labor desborda el tiempo, el espacio y la materia, es salvador de los hombres, asumiendo su miseria, les concederá ser hijos, acabada su indigencia, serán el cuerpo de Cristo, por el bautismo en la Iglesia, continuarán con su obra, consumada la redención, Él les enviará a su Espíritu, que será su defensor.
“Bendita la mañana en que Cristo nos llamó…
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Plascencia Casillas C.M.
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