En septiembre de 2016 la televisión argentina Telenorte emitió un documental dedicado al padre Pedro Opeka, misionero paúl en Madagascar que ayudó y ayuda a miles de personas a salir de la extrema pobreza.
El padre Pedro Opeka llegó a Africa a los 22 años y allí quedó impactado por la cantidad de gente que vivía de la basura. Con mucho trabajo, creó una ciudad con 17 barrios, cinco guarderías y cuatro escuelas.
Allí rescató a más de medio millón de personas que vivían de la basura, creó pueblos y colegios y hoy es considerado el “Albañil de Dios”. En 2015 este argentino fue propuesto como candidato para el Premio Nobel de la Paz. Lo llaman “La Madre Teresa con pantalones”, “Soldado de Dios”, “El Santo de Madagascar” o “El apóstol de la basura”.
“Cuando llegué a Antananarivo, la capital, vi miles y miles de personas que vivían de uno de los basurales más grandes del mundo. Esa noche no dormí y le pedí a Dios que me diese fuerzas para rescatarlos de ahí”, contó al diario argentino Clarín.
Nadie que ve un chico muriéndose de hambre puede ser indiferente.
Le tomó tiempo ganar la confianza del pueblo y utilizó el fútbol para acercarse a la población y romper con el estigma de ser el único blanco. En 1990, puso la primera piedra en Akamasoa (que significa “los buenos amigos” en el idioma malgache), un lugar para los pobres.
Akamasoa se convirtió en una gran ciudad, con 17 barrios y 25 mil personas; el 60% menores de 15 años. Hay cinco guarderías, cuatro escuelas, un liceo para mayores y cuatro bibliotecas. En total, 10 mil los escolarizados.
El trabajo dignifica. El asistencialismo vacío termina hundiendo más a la gente… Tenemos que trabajar. Hay que combatir el asistencialismo hasta en la propia familia. Porque si no, no dejamos crecer a los hijos y los acostumbramos a recibir todo de los padres. Asistir a alguien sin ninguna exigencia es matarle su espíritu de iniciativa.
El periodista argentino Eddie Fitte, que fue recientemente a conocer la obra de Opeka, comenta:
Su trabajo ha sacado en 27 años a medio millón de personas de la pobreza extrema. A lo largo de esos años, fundaron 17 barrios urbanizados en un radio de 1000 kilómetros de la isla malgache. El movimiento, valga el chiste fácil, no se queda quieto: usan 20 toneladas de ladrillo por semana. En términos alimentarios, para “alimentar” ese ritmo se necesitan, mínimamente, 10 toneladas de arroz por cada siete días. Así, se están construyendo 100 viviendas de dos pisos cada una por año. Aclaremos que la familia tipo de Madagascar incluye por lo menos cuatro hijos.
Pedro dice en la entrevista:
Quiero demasiado a mi pueblo como para regarle las cosas cuando se las pueden ganar por sí mismos, y yo acá vine a decir una sola cosa: que con fé en el trabajo se puede salir de la pobreza. Y de a poco lo estamos logrando.
Videos del programa:
Breve biografía del padre Pedro Opeka
Pedro Pablo Opeka nació en San Martín, provincia de Buenos Aires, el 29 de junio de 1948. Hijo de Luis Opeka y María Marolt, inmigrantes eslovenos que llegaron a la Argentina en enero de 1948, huyendo del comunismo que se había instalado en Eslovenia. Hermano de Bernarda, Helena, Mariana, Luis, Irene Silvia (Luba), Lucía e Isabel (Cvety).
Estudió en el colegio María Reina de los padres vicentinos de Lanús e hizo su bachillerato en el colegio de Escobar ingresando a los 18 años en el seminario de la congragación para la misión de San Vicente de Paul, en San Miguel.
En 1968 viajó a Europa, donde estudió filosofía en Eslovenia y teología en Francia, permaneciendo dos años como misionero de la congregación en Madagascar. Fue ordenado sacerdote en la basílica de Luján, el 25 de septiembre de 1975.
En 1976 regresó a Madagascar, donde vive desde entonces. Hasta 1989 atendió una parroquia en la zona selvática del sur de la isla y a partir de ese año fue trasladado a la capital, Antananarivo, para hacerse cargo del seminario de la congregación.
Viendo la situación de indigencia y pobreza que reinaba en la capital y sus suburbios, especialmente en los basureros donde la gente vivía en casas de cartón y los niños se disputaban la comida con los cerdos, se conmovió y resolvió hacer algo por ellos, siempre que estuvieran dispuestos a trabajar.
El 13 de enero de 1990 fundó con un grupo de jóvenes colaboradores, la Asociación Humanitaria de Akamasoa (en lengua malgache quiere decir «Los Buenos Amigos») con el propósito de servir a los más necesitados.
Con ayuda del exterior y el trabajo de la gente comenzaron a fundar pequeños poblados, con escuelas, dispensarios, pequeñas empresas y hasta un hospital. Hoy en los cinco poblados (uno en el campo y cuatro en los alrededores de la capital junto al basurero municipal), viven más de 17.000 personas, cerca de 9.500 chicos estudian en sus colegios y unas 3.500 personas trabajan en la Asociación (atendiendo escuelas, dispensarios, hospitales, canteras, fábricas de muebles y artesanías).
Además desde su fundación casi 300.000 personas han pasado por su centro de acogida donde reciben ayuda temporaria.
Por esta obra humanitaria, el padre Pedro Opeka ha sido propuesto en distintas oportunidades por Eslovenia, Mónaco y Francia para el premio Nobel de la Paz, y ha recibido (entre otros) los siguientes premios:
- Caballero de la orden Nacional de Madagascar (1996)
- Premio Paloma de Oro de Eslovenia (1996)
- Oficial de la Orden Nacional del Mérito de Francia (1998)
- Misionero del año jubilar, en Italia (2000)
- Caballero de la Legión de Honor de Francia (2007)
- Premio Mundo Negro a la Fraternidad (2007)
- Premio Cirilo y Metodio de Eslovenia (2008)
- Premio Cardenal Van Thuan al Desarrollo y Solidaridad, recibido en el Vaticano (2008)
hola soy Andrés Calvo y estoy haciendo un trabajo de información y me gustaría contactar con el si pueden ayudarme contestadme por favor
Querido Sacerdote, gracias por su proesa de sacar gente de la indigencia mediante su gran conciencia de servicio al prójimo , creando fuente de trabajo para su dignidad y desapego a las dádivas. Podría UD. «Alma grande impregnar de estás enseñanzas a todo funcionarios gerarquisados de su país de nacimiento. Argentina Lo necesita . Esta inmersa en la desvergüenza de gobernar para si y su sector, generando pobreza, dádivas, brecha cada vez pronunciada en la distribución de la riqueza. Un lavado de cabeza, un soplo del espíritu Santo vendría muy bien. Gracias. Bendigo su persona y obra con los frutos celestiales y se Esparza en todo el mundo. Amén y Amen