«Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco»
1Tes 4, 9-11; Sal 97; Mt 25, 14-30.
Concluimos este mes con un pasaje lleno de esperanza. Tanto esperanza en Dios, al ver cómo ofrece generosamente dones y talentos a todos sus hijos (hasta el que más lamenta su suerte, ha recibido alguno), como esperanza en la humanidad que, al haber recibido tantos regalos de Dios, podrá regresar a él con las manos cansadas de tanto trabajar, pero llenas de los frutos cosechados.
Que no partamos sin haber terminado el trabajo,
que erradique la miseria y el mal que nos distrajo,
que transforme nuestra tierra y nuestro mundo,
que torne lo estéril de ayer en un fruto de hoy,
duradero y fecundo.
Que no muramos sin haber legado digna herencia:
la tierra sembrada y la sociedad humanizada.
Que no se opaque ni adormezca nuestra conciencia,
que las siguientes generaciones no repudien
nuestra negligencia.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Emmanuel Velázquez Mireles, C.M.
0 comentarios