«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña»
Jue 9, 6-15; Sal 20; Mt 20, 1-16.
La vida en el campo comienza muy temprano, mucho antes que salga el sol, cuánto más si es verano, cuando el peso del calor se hace sentir, como es el caso del mediterráneo.
Así, quienes buscan trabajo se dan prisa en acudir a las viñas cercanas, esperando ser contratados.
En la descripción del Reino que hace Jesús sucede de otro modo: es el dueño de la viña quien se da prisa en buscar trabajadores que estén dispuestos a ir. Es el dueño quien está ocupado en reunir tantos brazos cuantos pueda, que trabajen por un salario justo.
La viña descrita hace alusión a las manos generosas de hombres y mujeres dispuestos a trabajar por la causa de Dios, que a su vez es un regalo porque es en favor de nuestra vida.
El evangelio nos muestra a Dios, preocupado y ocupado en favor de la vida y llamándonos a ser colaboradores suyos, aunque a menudo nos vemos y asumimos más como dueños, ordenando más y sirviendo menos. Exigiendo mucho, ofreciendo poco.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Emmanuel Velázquez Mireles, C.M.
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