“Los que oyen la palabra de Dios y la entienden, esos son los que dan fruto”
Ex 20, 1-17; Sal 18; Mt 13, 18-23.
Hoy en el libro del Éxodo encontramos los preceptos que el Señor le dio a Moisés en el Monte Sinaí. Repasemos lentamente el primero de estos preceptos: “Yo soy el Señor tu Dios… no tendrás otros dioses fuera de mí… no te fabricarás ídolos ni imagen de lo que hay arriba en el cielo o abajo en la tierra… no adorarás nada de eso ni le rendirás culto…”. En este tiempo que nos toca vivir, nos hemos hecho a veces otros dioses que no son el Señor. Él quiere que seamos libres, que no caigamos en las esclavitudes que esta época nos presenta: un sinfín de diversiones que nos alejan de Él y de nuestra familia, la ambición de poseer cosas que al final nos dejan vacíos, la vanidad del cuidado excesivo de nuestro físico, la moda, la adicción a la televisión, a las redes sociales, etc. Nos convertimos en personas envidiosas, egoístas y no nos damos cuenta de que todo lo que somos y tenemos, son regalos que el Señor nos da.
Escuchemos y entendamos lo que el Señor nos pide. Lograremos así libertad, alegría y paz.
En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el Corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino (Sal 18).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Corina Garza
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