“Maestro, te seguiré a donde quiera que vayas”
Gn 18, 16-33; Sal 102; Mt 8, 18-22.
Un escriba le dice esto a Jesús; otro discípulo también lo quiere seguir pero pide primero ir a enterrar a sus padres. ¿Qué responde Jesús? La respuesta de Jesús es sencilla: “Tú sígueme”.
Probablemente ninguno de estos dos lo siguió y prefirieron las comodidades en sus vidas y se excusaron: “tal vez más tarde lo haremos”. Verdaderamente lo primero es Jesús y su proyecto del Reino de Dios.
¿Qué excusas tenemos hoy para no seguir a Jesús? Trabajo, familia, diversiones. “Tal vez cuando llegue la jubilación, cuando se acabe esta telenovela, cuando los hijos se casen…”. Mientras tanto que la “Iglesia” se preocupe por los que tienen hambre o sufren soledad, enfermedades, abandono.
El seguimiento de Jesús consiste en hacer lo que Él hacía. Compartamos con los demás nuestro tiempo, nuestros bienes, nuestra alegría, el amor que Él nos da, empezando con los que están más cerca: familia, amigos, vecinos, afectados por desastres naturales… Perdonar y perdonarnos. Todos somos Iglesia, la comunidad de bautizados que quiere seguir a Jesús. Comencemos ya el seguimiento. ¡Empecemos ya!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Corina Garza
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