“Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”
Hech 5, 27-32. 40-41; Sal 29; Ap 5, 11-14; Jn 21, 1-19.
Los apóstoles salieron contentos por haber sido encarcelados y azotados a causa del nombre de Jesús. En tiempos en que las cosas son pasajeras, que no nos interesa muchas veces aquello que es permanente, se puede presentar como una tontería el entregar la vida por Jesús, puede parecer algo ya pasado de moda, que nace sólo del sentimentalismo o del fanatismo. Sin embargo, en la persona de los apóstoles se percibe ese ánimo por defender una causa que para ellos es fundamental, es una forma eficaz para proclamar a Jesús resucitado a pesar de las condiciones adversas.
En el evangelio, después de la pesca milagrosa, Jesús da a Pedro una lección de perseverancia al preguntarle en tres ocasiones si es que le amaba. Y cuando Pedro parecía perder el entusiasmo en su respuesta, Jesús le muestra la importancia de perseverar para cumplir su propósito y aquello por lo que en adelante iba a vivir, y por lo que entregaría la vida.
¿Cuántas veces te ha preguntado Jesús si le amas? ¿Qué le has respondido?¿Cómo se lo has demostrado?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Mayor Vicentino de Tlalpan, Cd. de México
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