Hech 3, 11-26; Sal 8; Lc 24, 35-48,
“Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo”
El mismo día, los discípulos están reunidos; inquietos, desconcertados. Han recibido la noticia del sepulcro vacío que les llevaron de las mujeres. Pedro mismo había ido a cerciorarse del hecho. Ahora comentan la experiencia de los discípulos de Emaús… y en eso, Jesús se presenta con su saludo pascual: “La paz esté con ustedes”.
No podían creer. Sentían una mezcla de miedo, gozo y asombro. Entonces Jesús les mostró las manos y los pies.
¿Qué vieron los discípulos?
Vieron las heridas de los clavos. El Resucitado seguía siendo el Crucificado. La muerte no fue negada sino asumida, formaba parte de su misterio de Salvación
Pascua significa “paso”, es un proceso, un dinamismo: muerte ~ vida, oscuridad ~ luz, derrota ~ triunfo. Pascua es como el camino que sube la montaña, lleno de esfuerzo y de sacrificio, pero que te lleva más cerca del sol, donde habitan las nubes y el aire es más transparente.
La Pascua de Cristo tiene que ser nuestra pascua, debemos apropiárnosla. Que tu vida y la mía tenga ese movimiento; que tenga esa dirección del camino que sube la montaña..
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Silviano Calderón S., cm
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