Jer 20, 10-13; Sal 17; Jn 10, 31-42.
“Y muchos creyeron en él”
Jesús mostró una conciencia muy clara de ser Hijo de Dios y nos habló de la relación especialísima que tenía con su Padre. Los dirigentes judíos no entendieron nada. Hoy los vemos en el evangelio acusándolo de blasfemo “porque siendo sólo un hombre, te comparas con Dios”.
Sin embargo, muchos creyeron en él y lo aceptaron. Seguramente gente más sencilla en su fe, menos complicada en sus razonamientos; por lo mismo, más sensible a la sorpresa de Dios. Veían a Dios actuar en favor de ellos a través de la persona de Jesús. Experimentaban la misericordia de Dios en las palabras acogedoras de Jesús, en sus gestos bondadosos, en su interés por ellos, por sus enfermedades, por sus pecados, por su pobreza y marginación.
La fe de los sencillos que acogen la sorpresa de Dios en Jesús no significa que eran irracionales, significa que tenían un corazón más sensible y más dispuesto. Y se abrieron al misterio de la misericordia de Dios que los abrazaba y acariciaba en Jesucristo. Y descubrieron la verdad de Dios pronunciada por la Palabra hecha carne.
Los dirigentes se quedaron con su apego a la ley y a la tradición. Los sencillos se quedaron con Jesús.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Silviano Calderón S., cm
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