Os 14, 2-10; Sal 80; Mc 12, 28-34.
“Amarás al Señor tu Dios y a tu prójimo…”
A lo largo de los relatos evangélicos, son comunes los diálogos entre Jesús y sus detractores, pero en este pasaje encontramos a un escriba al que el mismo Jesús dirá: “No estás lejos del Reino de los cielos”. ¿Qué es lo que acerca a este hombre al Reino? Los escribas hablaban de 613 mandamientos contenidos en la Ley, ¿Cómo orientarse en una red tan complicada de preceptos y prohibiciones? De ahí la pregunta sobre el mandamiento principal. Jesús no se la piensa dos veces: “El primero es: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. El segundo es: amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Para Jesús estos mandamientos son inseparables. No puedes amar a Dios y desentenderte del prójimo.
Quien verdaderamente ama a Dios, sabe que no puede vivir en una actitud de indiferencia, despreocupación u olvido de los demás. La única postura humana ante cualquier persona que encontramos en nuestro día a día es amarla. Tenemos que actuar ante cada persona, buscando positivamente el bien que queremos para nosotros. En estos tiempos en que todo se cuestiona, hay algo incuestionable: El hombre es humano cuando vive amando a Dios y a su prójimo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: José Luis Rodríguez Vázquez
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