“Vio Jesús que no tenían qué comer”.
Gn 3, 9-24; Sal 89; Mc 8, 1-10.
Jesús siempre está rodeado de personas que lo admiran, que quieren ser curadas por Él, que lo quieren escuchar porque sus palabras dan esperanza y consuelo en el sufrimiento. Él observa a la gente, sabe sus necesidades. En el Evangelio de hoy, se da cuenta que la gente que lo sigue desde hace tres días tiene hambre. Pero él no tiene comida, ni dinero para comprarla. ¿Qué hace Jesús ante esta necesidad que le preocupa? Llama a sus discípulos y les expone el problema, ellos tenían 7 panes y algunos pescados, y entonces pide a sus discípulos compartir lo que tienen con los que pasan hambre.
El mensaje principal de Jesús es que hay que compartir y entre todos lograr lo que parece imposible, dar de comer a cuatro mil personas.
Vicente de Paúl y Luisa de Marillac, ante la necesidad de dar de comer a los que sufren a causa de la guerra, a ejemplo de Jesús organizan la caridad; en el año de 1652 las Hijas de la Caridad hacen y dan de comer diariamente en casa de Santa Luisa a 1,300 pobres vergonzantes, en la Parroquia de Saint Deniss a 800 refugiados y en la Parroquia de San Pablo a 5,000 pobres. ¡Ésa es una verdadera multiplicación de los panes!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Gladys López Pérez, hc
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