¿Qué persona ves… y qué diferencia marca?

por | Feb 15, 2019 | John Freund, Uncategorized | 0 comentarios

¿Qué persona ves?

Muchos de nosotros ya conoceremos la ilusión óptica «Mujer anciana/Mujer joven». En esta ilusión, hay dos imágenes, una «Anciana» y una «Joven» fusionadas en una sola imagen. No hay manera correcta o incorrecta de percibir esta imagen, y no te preocupes, la forma en que tú ves esta ilusión no dice nada sobre ti psicológicamente.

Si me enfoco en la pequeña línea curva en el centro de la imagen en el lado izquierdo y la pluma que sale del cabello oscuro en el lado superior izquierdo, la «joven» emerge al instante (para ver a la «Anciana», intente enfocarse en los dos puntos negros en el centro de la imagen, como si fueran los ojos de la «Anciana» con una gran nariz mirando hacia abajo. Si tiene dificultades para ver ambas imágenes, aquí hay una pista: la punta de la nariz de la «anciana» es la parte inferior de la barbilla de la «joven dama»).

¡Ambas son reales! ¡Ambas están presentes!

¿A qué persona vemos y servimos?

¿Qué tiene esto que ver con nuestro ministerio?

Cuando vemos a una persona necesitada, ¿vemos a una persona hambrienta que necesita una comida caliente? ¿O vemos a una persona desanimada con hambre de esperanza y un camino a seguir?

Al igual que en la ilusión óptica clásica donde la misma imagen puede producir dos impresiones diferentes, también en nuestro ministerio lo que vemos cambia nuestro enfoque hacia el ministerio. ¡Ninguna visión es incorrecta! Pero dependiendo de la persona que veamos, nuestro ministerio probablemente tomará diferentes direcciones.

Si vemos el hambre física de la persona, nuestra primera respuesta será descubrir la manera de nutrir el cuerpo de esta persona. Si vemos a una persona con hambre no solo por una comida, sino con hambre de esperanza, trataremos de ocuparnos de ambas hambres.

Recordar que ambas hambres están presentes en la misma cara que se nos presenta, debería llevarnos más allá de la dicotomía de concentrarnos solo en las necesidades físicas o emocionales y espirituales, en una o la otra.

Superando las limitaciones de nuestras primeras impresiones

Vicente nos instó a ver el otro lado de la moneda. San Vicente nos invita a mirar más allá de la superficie.

La mayoría de los visitantes de este sitio están familiarizados con la imagen de la moneda mellada, utilizada por Vicente:

“No debería juzgar a los campesinos pobres, sean hombres o mujeres, por su aspecto externo, ni por sus capacidades mentales aparentes. Y esto es difícil de hacer, ya que con mucha frecuencia apenas parecen tener la apariencia o la inteligencia de seres razonables, pues son groseros y ofensivos; pero dale la vuelta a la moneda, y verás a la luz de la fe que el Hijo de Dios, quien eligió ser pobre, se nos representa en estas personas” (Conferencia 19)

Incluso podemos mirar a Vicente y ver dos imágenes diferentes. Podemos seleccionar pasajes para mostrar a Vicente enfocándose en las necesidades físicas. Otros pueden citar pasajes que muestran a Vicente tratando las necesidades espirituales. Por supuesto, es interesante notar que Vicente estaba convencido de que ambas necesidades deben de ser abordadas.

Hace años escuché al p. Robert Maloney decir algo acerca de San Vicente de Paúl, que nunca olvidé:

«Casi nunca leí a alguien que pudiera hablar de un tema y luego, 50 páginas después, decir exactamente lo contrario». ¿Y no es cierto? Los consejos de Vicente sobre la simplicidad, y luego sobre la astucia. Su insistencia en la mortificación, y luego en el autocuidado. Su consejo de ser amable, y luego sus palabras a santa Luisa para poner un poco de vinagre en sus tratos con los demás.

Solo debemos recordar cómo Vicente abordó las necesidades inmediatas, pero también estableció mecanismos que provocaron un cambio sistémico. Pensemos en cómo organizó el servicio de caridad, creando las Damas de la Caridad, la Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad. Tampoco deberíamos olvidar cómo cambió la formación del clero al establecer seminarios.

Ver y sevir en nuestra realidad

  • ¿Miramos realmente la cara y los ojos de aquellos a quienes servimos?
  • Cuando miramos ¿vemos tanto su hambre física como espiritual?
  • ¿Cuál de las «hambres» de una persona tendemos a ver y a servir con más facilidad?
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