“Ven Espíritu Santo, necesitamos de tu Verdad»
Filp 4,10-9; Sal 111; Lc 16, 9–15.
¡Cómo nos gusta el dinero! Hay personas que harían hasta lo imposible por saciar su avaricia. No les importa si hay que pisotear a los demás, vender su propia dignidad y destruir su libertad.
Eso no está bien. No le gusta a Dios. Jesús nos habla de ser auténticos y de lo importante que es tener una vida que sea responsable, en la que los bienes materiales nos ayuden a tratarnos como amigos que se quieren bien; unas relaciones que generen entre nosotros la confianza y nos revelen la verdad de lo que somos –hermanos–.
No vivamos de apariencias mostrando a los demás que vivimos con lujos, a la moda y que somos mejores que otros por lo que tenemos o por el dinero que gastamos. Vivamos con fidelidad, responsabilidad, y honestidad.
El dinero nos ayudará a “sobrevivir” en el mundo. Pero la verdad de la vida está en la libertad, en la confianza, en la gracia, en la justicia y en el amor. La verdadera vida es el Reino de Dios, Jesucristo mismo; y su Evangelio es el verdadero tesoro por el que hay que entregar toda nuestra vida: “Dichosos los que temen al Señor” (Sal 111).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Arturo García Fonseca, CM
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