Job 19, 21-27; Sal 26; Lc 10, 1-12.
“La cosecha es abundante, pero los obreros pocos.”
Así como él es enviado por el Padre, Jesús envía a los setenta y dos discípulos, con las mismas recomendaciones que hizo cuando envió a los doce: en austeridad, dispuestos a ser bien recibidos por algunos y también rechazados por otros, en una acción misionera, en un movimiento de separación de su ambiente, de sus seguridades, de sí mismos; como el que se hace todo a todos para ganarlos a todos para el Reino. Los envía a inaugurar el principio de un tiempo nuevo, que es un tiempo de salvación y de alegría.
Jesús también te envía y me envía, ¿ya estamos en marcha?
Casi sin proponérselo San Francisco lideró un movimiento de renovación cristiana que, centrado en el amor a Dios, la pobreza y la alegre fraternidad, tuvo un inmenso eco entre las clases populares e hizo de él una veneradísima personalidad en la Edad Media. La sencillez y humildad del pobrecillo de Asís, acabó trascendiendo su época, y su figura
es valorada como una de las más altas manifestaciones de la espiritualidad cristiana.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Adrián Acosta López, CM
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