Nm 11, 25-29; Sal 18; St 5, 1-6; Mc 9, 38-48.
“El que no está contra nosotros, está a nuestro favor”
El evangelista Marcos describe un episodio en el que Jesús corrige de manera contundente una actitud equivocada de los doce, que tratan de impedir la actividad de un hombre que “expulsa demonios” y que no es de su grupo. Jesús rechaza la postura de sus discípulos, que solo piensan en su prestigio y crecimiento, y adopta una actitud abierta donde lo primero es liberar al ser humano de aquello que lo esclaviza y destruye. Este es el espíritu que ha de animar siempre a sus verdaderos seguidores.
Con frecuencia los cristianos vivimos recelosos, condenando posiciones e iniciativas que no se ajustan a nuestros deseos o esquemas religiosos. Jesús nos invita más bien a alegrarnos de lo que logran las gentes e instituciones ajenas a la Iglesia, aquellas que de alguna manera luchan por los humillados, los aplastados, los abandonados, los débiles. Lejos de creernos portadores únicos de la salvación, los cristianos debemos de acoger con gozo esa corriente de salvación. El reino de Dios no crece solo entre los cristianos, sino entre aquellos hombres y mujeres de buena voluntad que construyen en el mundo la fraternidad.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Luz María Ramírez González
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