Is 35, 4-7; Sal 145; St 2, 1-5; Mc 7, 31-37.
“Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”
En el relato de hoy Marcos nos muestra a Jesús curando a un sordomudo en tierras paganas, lo reintegra con todas sus facultades y en ello nos habla, de alguna manera, de la salvación para aquellos que se pensaba estaban excluidos.
El modo de proceder de Jesús ante esta curación desconcierta un poco porque no se limita a imponerle las manos o darle la bendición como se lo han pedido quienes se lo presentan, sino que lo aparta, probablemente para que las personas no interpretaran mal las acciones que se disponía a realizar, le toca con los dedos los oídos y la lengua, mira al cielo, suspira, después dice ¡Éffetá! Y después que al sordomudo“se le soltara la traba de la lengua” y comenzara a hablar normalmente, Jesús le impone un silencio absoluto.
Estos gestos simbólicos de Jesús expresan compasión, tienen como finalidad entablar una relación personal del enfermo con Jesús y su adhesión de fe.
Hoy celebramos al Beato Federico Ozanam quien consideró esta relación en contacto personal (al igual que San Vicente) como esencial para el servicio a los pobres: “es darle la vuelta a la medalla”, mirando en los pobres el rostro de Jesús.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Luz María Ramírez González
0 comentarios