Jer 15, 10. 16-21; Sal 58; Mt 13, 44-46.
“…por la alegría que le da, va, vende todo…”
Jesús nos habla hoy sobre el Reino de los Cielos, y lo hace por medio de dos parábolas.
Ambas nos presentan la alegría del camino que nos lleva a la felicidad plena.
En la actualidad se nos presentan diferentes caminos que son pasajeros y superficiales, que nos dejan insatisfechos por carecer de raíces profundas. Algunos de ellos son la belleza corporal o física, la apariencia, el estatus social, la posesión de bienes materiales, el reconocimiento social, etc.
La propuesta que Jesús nos presenta en el Evangelio es buscar y encontrar aquello que le pueda dar el sentido verdadero a nuestras vidas. Y ese sentido pleno nos lo da la experiencia del encuentro con el Señor Jesús. Es un don que él ofrece a toda persona que se atreve a salir de sí misma, de sus seguridades y comodidades; y es también una tarea que implica el esfuerzo de desprendernos de aquello que “tiene valor”, por aquél que es nuestro “tesoro” y “perla de gran valor”.
Señor, que nuestra mayor alegría sea encontrarte, y al encontrarte podamos seguirte en tus caminos de servicio y amor, para alcanzar la meta de la felicidad que nos ofreces en el Reino de los Cielos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Juan Carlos Reyes Mendoza, cm
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