2 Re 2, 1. 6-14; Sal 30; Mt 6, 1-6.16-18.
“Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas”
Jesús habla de tres prácticas fundamentales de los judíos: el ayuno, la oración y la limosna. Hechas por obligación, por tradición, como sucedía en el judaísmo, fueron vaciadas de su sentido original.
En el nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia, toda práctica religiosa debe tener referencia al Reino de Dios, si no, es mera autocomplacencia egoísta.
Muchas veces la ayuda a otros se convierte en propaganda –las organizaciones filantrópicas tienen nombres como “Fundación Bill y Belinda Gates”, “Fundación Carlos Slim”, “Fundación Televisa”… y se cuidan bien de que los nombres aparezcan en los noticieros y se graben en placas doradas. De esta manera se hacen promoción y se lavan la cara ante la sociedad.
Muchos vivimos el ayuno sin ninguna conexión con la situación de los pobres –cuyo ayuno es continuo y forzado–, ni con la injusticia.
¿Y qué me dicen de la afición de tantos creyentes a las cadenas de “oración” que amenazan a quien no las multiplique, o las tarjetitas que parecen una lotería de la suerte: “oración para pedir trabajo”, “oración para ahuyentar a los enemigos”, “oración contra accidentes de tránsito”?
¿Qué nos diría Jesús de estas prácticas tan lejos de su corazón?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón, cm
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