Jud 17, 20-25; Sal 62; Mc 11, 27-33.
“¿Con qué autoridad haces eso?”
No cayó muy bien a los encargados del Templo lo que Jesús había hecho el día anterior: expulsar de la explanada a los comerciantes y volcar las mesas de los cambistas. Al día siguiente lo encuentran y lo confrontan. Es curioso que no le reclamen lo que hizo sino que solo cuestionen la autoridad con que lo había hecho.
Implícitamente aceptan que Jesús tenía razón, que el Templo había sido convertido por ellos en una cueva de ladrones, sin una verdadera relación con Dios, con su vida abundante y liberadora. Aceptan haber deformado el auténtico culto, no permitir el encuentro con el verdadero Dios, quien es un Padre rico en misericordia, fiel y solidario. Aceptan que el verdadero Dios había sido convertido por ellos en un dios pequeñito, un ídolo a la medida de su egoísmo y de sus intereses. Jesús tenía razón en desafiarlos.
Y sigue teniendo razón al desafiarnos hoy a nosotros, invitándonos a reconocer en su propio rostro y en su evangelio, el verdadero rostro de Dios; y a ofrecer, con una vida generosamente entregada, el auténtico culto a Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón, cm
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