Hch 22, 30; 23, 6-11; Sal 15; Jn 17,20-26.
“Que su unidad sea perfecta”
Esta oración fue hecha por Jesús hace dos mil años. Es una oración por sus discípulos y por los que, a través de sus discípulos, creemos en Cristo Jesús. Oración del mismo Jesús por nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, que sin importar época, raza o condición social, estamos en su corazón en el momento que eleva esa plegaria a Dios Padre.
Jesús pone el énfasis en la unidad: “para que sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado”. Esta unidad solo se puede lograr mediante el vínculo del amor a Dios y al prójimo. El vínculo de la unidad de los discípulos entre ellos, con el Padre y con Jesús, es el amor. Esto lo dice San Juan con otras palabras: “En esto conocerán todos que son mis discípulos, en que se aman los unos a los otros” (Jn 13, 35).
Esta oración de Jesús trasciende cualquier tiempo y cualquier lugar. La palabra de Dios sigue viva a través de la historia, en la vivencia de nosotros, los discípulos de cada época: “Y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas como me amas a mí”. Jesús quiere que donde Él esté, también estemos nosotros. Es reconfortante saber que estamos en el corazón y pensamiento de Jesús.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Santoyo Mondragón, cm
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