Hch 16, 11-15; Sal 149; Jn 15, 26-16, 4.
“El Espíritu de verdad dará testimonio de mi”
El Espíritu ayuda al discípulo del Señor a asimilar y vivir el mensaje recibido, más que de palabra con la propia vida. Ante la predicación de Pablo y sobre todo por su testimonio y manera de vivir, Dios tocaba la mente y el corazón de mucha gente y como señal de conversión y de haber aceptado el mensaje de Señor, pedían el bautismo.
El evangelio nos presenta la fortaleza que da el Espíritu Santo a los discípulos de Jesús en los momentos de persecución. Lo vemos también en la vida de los santos y en la entrega generosa y desinteresada de personas de buena voluntad que día a día se comprometen en la defensa de los derechos humanos donde hay persecución religiosa o conflictos armados, en la lucha por la libertad de expresión, reclamando paz y justicia.
Jesús alerta a sus discípulos para que su fe no tropiece, los anima a no desalentarse ni desfallecer ante esas persecuciones, asegurando la presencia constante y la fortaleza del Espíritu Santo que en todo momento les ha de acompañar y defender. Porque será Él quien dé testimonio de Jesús, que vino a salvarnos, que murió y que, resucitando, venció a la muerte y al pecado y nos trasmite nueva vida.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Santoyo Mondragón, cm
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