Hch 4, 8-12; Sal 117; 1Jn 3, 1-2, Jn 10, 11-18.
“Yo Soy el buen pastor”
La frase la hemos oído muchas veces: “Yo soy el Buen Pastor, que conozco mis ovejas y ellas me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre”. Se trata de una relación interpersonal de gran intensidad que nace desde dentro y que sitúa al creyente en la órbita del conocimiento y del amor.
Sólo Jesús conoce al hombre, y no es un conocimiento cualquiera, su conocimiento es creativo y personalizador a la vez. El conocimiento de Jesús como el de Dios nos convierte en hombres nuevos y verdaderos, porque su conocimiento implica donación personal, compromiso, presencia, comunión de vida.
Nuestro mundo, nuestra gente y también nosotros, necesitamos guías, pastores, que estén a nuestro lado y nos acompañen en nuestras inseguridades, amenazas, gozos y dudas. Que sanen nuestras heridas, sin olvidar que ellos también están heridos.
Creer en la resurrección es aceptar este papel arriesgado de cuidar a los demás. Esa cercanía es un símbolo de la Pascua.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Juan Rodríguez Gaucín, cm
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