Colaboradores en el proyecto del Reino de Dios

por | Feb 22, 2018 | Cuaresma, Formación, Reflexiones, Ross Reyes Dizon | 0 comentarios

Jesús es el Hijo amado de Dios quien lo entrega a la muerte por nosotros.  Proclama él la Buena Noticia del reino.  Lo escuchan sus verdaderos seguidores y colaboradores.

Inaugura Jesús el reino de Dios.  Con toda razón, pues, se resiste a Satanás, la fuerza adversa al reino de Dios y su justicia.  De ninguna manera le gustan adversarios que quieran desviarlo de su misión o hacerlo tropezar.  Busca, más bien, colaboradores.

Y, por eso, llama a los hermanos Pedro y Andrés, y, luego, a Santiago y a su hermano Juan.  Pero resulta que tener a Pedro, Santiago y Juan por colaboradores es casi como tenerlos por adversarios (Mc 8, 31-33; 10, 35-45).  Los tres dejan mucho que desear aún.

Así que Jesús tiene mucho trabajo por delante como formador de colaboradores.  Por eso, continúa formándolos.  Por su transfiguración, les da a Pedro, Santiago y Juan un vislumbre de su condición divina.  La teofanía los asusta y atrae a la vez.  Por eso, dice Pedro:  «Maestro.  ¡Qué bien se está aquí!  Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

Sale una respuesta de la nube:  «Éste es mi Hijo amado; escuchadlo».  Nada se menciona de las chozas. Y decepcionados quizás, ya no ven los discípulos a nadie más que a Jesús, solo con ellos.  Se desaparecen los represantes de la ley y de los profetas.  Solo Jesús importa.

Solo Jesús les importa a los colaboradores potenciales.

Indudablemente, es importante ver a Jesús en su gloria.  Pero es importante también verlo en su condición de esclavo.  Pero lo sumamente importante, para que seamos colaboradores suyos, es que escuchemos a Jesús, transfigurado o desfigurado.

Son éstas, pues, las preguntas obvias que hay que hacer:  ¿Escuchamos nosotros a Jesús?  ¿Colaboradores somos o adversarios?  Como lo da a entender san Vicente de Paúl, tenemos que anunciar nada más que lo que Dios nos inspira mediante su Hijo amado (SV.ES XI:237, 240).  También hemos de escuchar a Jesús al enseñarnos él, a petición nuestra, qué haría si estuviera en nuestro lugar.

Y, claro, se espera de los seguidores de san Vicente que «le demos vuelta a la medalla» (SV.XI:725).  Debemos ver y escuhar a Jesús en su condición humana, en los pobres que lo representan.

Señor Jesús, concédenos un corazón noble que reciba tu palabra y tu sacramento.  Haz que demos fruto abundante como colaboradores tuyos.

25 Febrero 2018
Domingo 2º de Cuaresma (B)
Gen 22, 1-2. 9a. 10-13. 15-18; Rom 8, 31b-34; Mc 9, 2-10

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