Día 6. Busquemos el provecho de los otros
(Isaías 25, 1-9) Él es el Señor, nuestra esperanza, celebremos alegres su victoria (Salmo 82) Haced justicia al huérfano y al pobre, defended al humilde (Filipenses 2, 1-4) Que cada uno busque no su propio provecho, sino el de los otros (Lucas 12, 13-21) Procurad evitar toda clase de avaricia
Las cambiantes regulaciones bancarias internacionales siguen teniendo un impacto negativo en el comercio y las transacciones en el Caribe y amenazan la supervivencia de numerosas familias. Se ha vuelto cada vez más difícil para los caribeños que trabajan en el extranjero enviar dinero a sus familias. Las Iglesias del Caribe introdujeron el movimiento del Credit Union para que los pobres pudiesen tener acceso a fondos para actividades económicas.
Reflexión: Las Escrituras dan un testimonio claro de que Dios hace una opción preferencial por los pobres: la diestra de Dios actúa a favor de los desvalidos contra los poderosos. De modo parecido, Jesús advierte con claridad contra los peligros de la avaricia. Sin embargo, a pesar de estas advertencias, el pecado de la avaricia con frecuencia infecta a nuestras comunidades cristianas e introduce la lógica de la competencia: una comunidad compite contra la otra. Tenemos que recordarnos que en la medida en que no nos diferenciamos del mundo, sino que, al contrario, nos amoldamos a su espíritu competitivo que divide, fracasamos a la hora de ser «refugio del mísero oprimido, abrigo en la lluvia, sombra en el calor». Para nuestras Iglesias y confesiones ser ricas a los ojos de Dios no equivale a tener muchos miembros que pertenecen –o que donan– a la propia comunidad. Al contrario, significa reconocer que como cristianos tenemos innumerables hermanos y hermanas justo al otro lado del mundo, unido a nosotros más allá de las divisiones económicas entre «Norte y Sur». Conscientes de esta fraternidad en Cristo, los cristianos pueden unir sus manos para promover una justicia económica para todos.
Oración: Dios todopoderoso, da fuerza y coraje a tu Iglesia para que proclame continuamente el derecho y la justicia en situaciones de dominio y opresión. Al celebrar nuestra unidad en Cristo, que tu Espíritu Santo nos ayude a fijarnos en las necesidades de los otros. Amén.
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