2 Sam 7, 1-5.8b-12.14a.16; Sal 88; Lc 1, 67-79.
A unas horas de la llegada de la Navidad, celebremos con María y como María la llegada de Nuestro Salvador:
- El ángel la saluda: ella escucha, se turba y se Para escuchar hay que propiciar una actitud y tiempos de silencio interior. Su turbación se genera por sentirse y saberse frente al misterio de Dios. Se cuestiona, no permanece inmutable o inconmovible, dada la singularidad e importancia de la visita.
- El ángel le dice que no tema y le expone los planes de Dios: ella escucha sin perder contacto con su realidad y pide aclaración en lo que le genera confusión.
Escucha con los ojos fijos en Dios y los pies puestos en la tierra, sabe que no será fácil, conoce su cultura y los riesgos que conlleva quedar embarazada fuera del matrimonio.
- El ángel aclara sus cuestionamientos: ella responde con fe, obediencia y entrega.
Después de escuchar y discernir, responde con fe y humildad, sabe que no va a tener todas las respuestas, sabe que Dios es Dios y ella solo su creatura, sabe que para Él nada es imposible, pero que busca la participación de sus hijos en sus planes y espera su respuesta libre y generosa. Y ella, sabiendo de Quién se fía… responde “SÍ” al Señor.
¡Que María nos ayude y enseñe estar abiertos y disponibles a los designios de Salvación de Dios!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Catalina Carmona Librado, HdC
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