Is 5, 6-10a; Sal 22; Mt 15, 29-37.
“Siento compasión de la gente”
¡Cómo reconforta recordar y tener presente que Dios es un Dios de compasión y misericordia! Así nos lo revela Jesucristo durante toda su vida. Incluso todo el Plan de Salvación para la humanidad se podría decir que está movido por esta cualidad de Dios.
Él nos conoce, sabe que tenemos necesidades y se preocupa por remediarlas; pero esto, no por arte de magia, ni usurpando la responsabilidad que nos corresponde, sino motivando nuestra participación, responsabilidad y solidaridad con los más necesitados. Así actúa Dios, así actúa Jesucristo y así estamos invitados a actuar también nosotros.
Que en este tiempo de adviento y navidad en el que acostumbramos hacernos regalos e invitaciones, no perdamos de vista que Dios, a quien esperamos, es Dios de compasión y misericordia y que una manera de prepararnos para recibirlo y acogerlo, puede ser precisamente en la compasión que sintamos por quienes estén más necesitados y en los esfuerzos de solidaridad que podamos prodigar en ellos.
“Comieron todos hasta saciarse, y recogieron siete canastos de sobras”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Catalina Carmona Librado, HdC
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