Col 1, 21-23; Sal 53, 3-8; Lc 6, 1-5.

Hoy celebramos la fiesta del beato Federico Ozanam, laico, esposo, padre de familia, amigo de los pobres, profesor de la Sorbona, escritor, fundador principal de las Conferencias de San Vicente de Paúl. Nació en 1813 y falleció en septiembre de 1853. Tenía sólo 50 años. Hoy, para no cansar a los lectores, quiero limitarme a ofrecer algunas citas de sus cartas y escritos, sabiendo que sus esfuerzos, obras y servicios fueron mejores.

“Vencer sin peligro es triunfar sin gloria, y cuanto más difícil es la tarea, más bello será realizarla” (A Falconet, 4, septiembre, 1831). “Parece que necesitamos ver a Dios para amarle, pero sólo lo vemos con los ojos de la fe. Pero a los pobres los vemos con los ojos de la carne… ellos son nuestros dueños y nosotros seremos sus servidores, son imágenes sagradas de Dios” (13, noviembre 1836, a Janniot). “La verdad no teme las persecuciones del poder y no necesita de sus favores” (21, febrero, 1851, a Dufresne).

“En Paris (como estudiantes) somos aves de paso, alejadas por algún tiempo del nido materno y sobre las cuales se cierne la incredulidad, ese buitre del pensamiento, para hacer de ellas su presa. Se trata de que estas jóvenes inteligencias encuentren un hogar de luz… Por eso era importante crear una asociación católica en la cual cada uno encontrara amistad, apoyo, ejemplo. El vínculo más fuerte de una amistad verdadera es la caridad… A nosotros, samaritanos profanos, nos incumbe la misión de acercarnos al gran enfermo” (1835, a Curnier).

“Dios no crea a los pobres, es la voluntad humana la que crea a los pobres (14, octubre, 1848, “Causas de la miseria”). “Amáis a los pobres, pero ha llegado el momento de ir a buscar a los que no llaman, a los que no han conocido jamás a la Iglesia, ni al sacerdote, ni el dulce nombre de Jesús” (15, septiembre, 1848, “A las gentes de bien”).

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm