Hch 17, 15-22; Sal 148; Jn 16, 12-15.
“El Espíritu los guiará hasta la verdad plena”
El Espíritu Santo es un guía, un faro, una brújula que, desde nosotros (no olvidemos que somos “templo del Espíritu Santo”) nos aconseja, nos impulsa, nos instruye, para ir descubriendo a Jesucristo y su evangelio. Y una vez descubierto, nos mueve para ponernos en camino en su seguimiento. El Espíritu nos guía hasta la verdad y Jesucristo es la verdad (“Yo soy el camino, la verdad la vida”). Su objetivo es irigirte hacia Jesús y yudarte a convertirte en testigo de él en el mundo, constructor con él del Reino de Dios.
El Espíritu es gran huésped tuyo, la misma vida de Dios que te habita y, si se lo permites, te va revelando poco a poco el amor de Dios manifestado en Jesucristo y su gran proyecto de dignidad, de felicidad y salvación para ti y para el mundo.
¿Qué tan buen anfitrión eres? ¿Cómo tratas a ese Huésped divino? ¿Le has asignado una de las mejores habitaciones de tu corazón, de tu casa? ¿Le prestas atención y, con amabilidad y reverencia te sientas a escuchar sus maravillosas verdades? ¡Está en ti. Haz un poco de silencio y lo escucharás!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero, cm
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