“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”
Hch 9, 31-42; Sal 115; Jn 6, 60-69.
Después del discurso eucarístico de Jesús hubo una especie de crisis en el grupo de discípulos. Muchos lo abandonaron. Mirando a los doce, Jesús les pregunta si también ellos lo van a dejar, les pide una adhesión libre y consciente. Pedro, a nombre de todos, le responde con estas hermosas palabras: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.
¿A quién más vamos a ir para encontrar verdad y plenitud?
¿Dónde encontraremos palabras verdaderas, proyectos auténticos que den valor y sentido a nuestra vida? ¿A dónde vamos a ir, a quién vamos a acudir para que nos revele la inmensidad del amor de Dios y la grandeza de nuestra dignidad y vocación? ¿Qué líder, qué maestro, qué doctrina nos va a mirar como tú, a amar como tú, a respetar como tú?
¿A quién vamos a seguir que no encontremos mentira, interés, traición, intenciones egoístas y torcidas? ¿A qué fuente vamos a acudir para saciar esta sed infinita de amor, de perdón, de eternidad? ¿A dónde más podemos dirigir nuestra mirada, hacia quién más podríamos dirigir nuestros pasos?
¡Nos quedamos contigo, Señor, hasta el final!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero, cm
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