«Quiero su corazón, cuando se vuelve hacia Dios y le prueba que no quiere más que lo que Él quiere, y que sólo piensa en el porvenir para prometerle actos de generosidad» (c. 164).
«Sé que tiene usted generosidad bastante para llevar esa carga y ayudar a nuestras Hermanas a que la miren como el yugo del Señor» (c. 608).
«Si no hubiera usted estado tantas veces empleada en ministerios penosos, yo trataría de excitarla a la generosidad» (c. 704).
«Dios dé fortaleza y generosidad a la Compañía para mantenerse en el espíritu primitivo que Jesús puso en ella. ¡Démonos a Dios frecuentemente para obtener de su Bondad esa generosidad que necesitamos para gloria de sus designios sobre la Compañía!» (c. 717).
Luisa de Marillac, algunas frases de santa Luisa de Marillac de las muchas que salpican sus cartas y escritos.
Reflexión:
- La generosidad es una virtud vicenciana por excelencia, ya que la necesita para trabajar en equipo y en favor de los pobres. Y, si generosidad es entregar la persona al equipo y a los pobres o compartir lo propio sin esperar recompensa, Jesús es el modelo de la generosidad al dar su persona y su vida en bien de todos los hombres, buenos y malos. Asimismo, debiera ser modelo de generosidad un vicenciano o vicenciana que entrega su vida y su persona en favor de los pobres.
- La generosidad es inferior al amor. Aunque no se puede amar sin ser generoso, se puede ser generoso, sin amar. Dar al que se ama está al alcance de todos; lo que cuesta es en ser generosos con aquellos a los que no se ama. Pero aún con estos es obligatoria. “La generosidad sólo nos es necesaria cuando falta el amor, por lo cual, casi siempre nos es necesaria” (Comte-Sponville).
- Si hay obligación de amar al prójimo como a uno mismo, “como a uno mismo” debe ser también el modelo de la generosidad. El amor y la generosidad con uno mismo se convierte en obligatorio para saber cuánto, cuándo y cómo hay que amar y compartir. El amor es el objetivo al que debemos llegar y la generosidad es el primer escalón. Así podemos comprender que, si la generosidad no iguala al amor, frecuentemente el amor produce la generosidad. Y puesto que, si amáramos, ya seriamos generosos, parece que hemos inventado la generosidad para suplir la falta de amor. Y concluimos que, cuando nos falte el amor, al menos, nos guíe la generosidad.
- Nadie puede decidir amar a este o a aquel, porque el amor es ciego. Por el contrario, la generosidad sí depende de uno mismo, y está en nuestras manos educarnos para ser generosos.
- Ser generoso supone en el Vicentino estar liberado de uno mismo, de las pequeñas cobardías y pequeñas posesiones para mejor compartir, y si se muere en el empeño, ha vencido a la muerte, pues muere por utilidad, asemejándonos a Jesucristo. Vicente de Paúl, Luisa de Marillac y Federico Ozanam fueron útiles a la humanidad, porque lucharon generosamente en bien de los pobres. La vida útil no es la vida más larga ni la más cómoda, sino la más generosa en bien del necesitado.
Cuestiones para el diálogo:
- ¿Por qué se ama tanto a los familiares y a los miembros de cada Rama de la Familia Vicenciana y menos a los de otras instituciones? ¿Por qué a los pobres que servimos los llamamos nuestros pobres y no a otros más necesitados? ¿Eres generoso y sacrificas muchos intereses personales y familiares por asistir a las reuniones?
- Si amáramos a ese menesteroso como a nosotros mismos, ¿le negaríamos la ayuda?
Benito Martínez, C.M.
Muy buena la reflexión sobre la generosidad virtud vicenciana por excelencia. Me están ayudando todos los temas tratados así para orar y comentar en comunidad y con el grupo de FAMVIN.
Muchas gracias